LOS PRIMEROS PASOS DEL BÁSQUETBOL FEMENINO EN LA UACH

Lo que parece ser tan natural con niñas vestidas con camisetas de la escuela de básquetbol, celebrando y dejándolo todo en la cancha en algún momento no fue así. Ser mujer y jugar básquet sobre todo en el sur de Chile pasaba desapercibido en los grandes medios, había que luchar para soñar en grande y equiparar la balanza con las ramas masculinas de cualquier otro deporte. Detrás de esa historia, hubo un inicio lleno de resistencia, dudas y estigmas sociales que sin embargo, gracias al silencioso y arduo trabajo por parte de la familia Bilbao, nació la primera escuela de básquetbol formativo en la Universidad Austral de Chile (UACh) exclusivamente para mujeres. Un espacio que con el tiempo, se transformó en un hogar para familias que buscaban tener el deporte inmerso en sus vidas. Aquella apuesta no solo abrió una cancha, sino también un relato pendiente: la historia de cómo mujeres del sur se atrevieron y se embarcaron a ser grandes bajo el aro.

La escuela de básquetbol femenina fue fundada en el año 1984 por el profesor de Educación Física del Centro de Deportes y Recreación (CEDERE) de la Universidad, Edgardo Bilbao. En su inicio, la institución surgió desde cero, consolidándose con el tiempo como referente del básquetbol femenino formativo del sur del país. El club participa en importantes competiciones como lo son la Liga Nacional Femenina, FEMISUR, etc., además ha formado jugadoras que han alcanzado a representar los colores de la selección nacional.

 

El inicio de una historia con tradición

Para la Universidad Austral lo principal era tener representación a nivel institucional y a su vez deportiva, por lo que contaba con selecciones universitarias en distintas disciplinas. Sin embargo, estas selecciones necesitaban apoyo y rodaje por lo que en el año 2004 nace el Club Deportivo Universidad Austral de Chile (CD UACh). Este club que partió como impulsor fundamental del fútbol, luego dio cabida a que también Edgardo Bilbao pueda sumar su escuela de básquetbol que en primera instancia contaba con niñas entre los 9 y 14 años.

Para el entrenador histórico de esta escuela no fue nada fácil el poder establecer su proyecto deportivo. Edgardo convencido de sus ideas -que ya habían dado resultado siendo profesor en la Universidad de Chile, sede Osorno-, tuvo que luchar frente a las críticas, especialmente contra una estructura deportiva marcada por los estereotipos de género que cuestionaban la presencia de mujeres en espacios que tradicionalmente eran masculinos:

¿Por qué había básquetbol femenino y por qué no masculino?, era la pregunta que más me hacían
— Edgardo Bilbao Labrín

Edgardo Bilbao nunca bajó los brazos en su proyecto deportivo.

En una época donde el básquetbol femenino apenas ocupaba espacio en las noticias deportivas, se estaba levantando de a poco la primera camada de jugadoras que soñaban con una vida ligada al deporte vistiendo los colores del CD UACh. Los entrenamientos del profesor Bilbao partieron en el antiguo Gimnasio La Normal, lo que se conoce ahora como el Liceo Politécnico Benjamín Vicuña Mackenna y que años atrás pertenecía a la universidad. “Era de la Escuela Normal que existió en Valdivia por muchos años, ahí partimos trabajando nosotros como escuela”, recordó Edgardo Bilbao. Más tarde, las prácticas se trasladaron al Gimnasio Teja 1 y también al campus Miraflores.

Uno de los primeros campeonatos que esta escuela creó fue el torneo llamado “Figuras del Mañana” que tuvo como protagonistas a las categorías Under 13 (U13) y Under 15 (U15). A partir de este campeonato se conformó la primera directiva de la escuela encabezada por Carmen Schelling, quien, como presidenta del proyecto deportivo difundió de mayor manera a través del diario y el canal de televisión de la UACh la escuela de básquetbol para atraer más niñas al equipo.

Bilbao reconoció estar agradecido con la universidad, pese a las críticas externas le facilitaron tener su escuela e incluso logró ser incluido dentro del programa de vinculación con el medio que ofrece la UACh.

Si bien la escuela ya contaba con un recinto deportivo donde practicar, quedaban detalles por afinar, los horarios. En primera instancia el docente Bilbao tuvo que adaptarse y buscar tiempos libres donde las selecciones y las demás disciplinas de ramas masculinas y femeninas no hicieran uso del gimnasio además de las docencias. “Partieron como un grupo pequeño creciendo hasta que ya tenían un volumen (…) que con la capacidad de la universidad no era posible acceder”, expresó el ex director del CEDERE Álvaro Leiva.

Además, Bilbao reconoce haber contado con el respaldo de los jefes del Centro de Deportes y Recreación. Figuras como el exjugador ancuditano Elías Chahuán, Cecil Zúñiga y el propio Álvaro Leiva apoyaron su iniciativa y la transformaron en una prioridad dentro de la universidad

La voz de Leiva transmite gratitud y sobre todo respeto reconociendo el trabajo de años de Edgardo Bilbao en el básquetbol femenino de la Universidad Austral y en la ciudad.

Conocido dentro de las canchas valdivianas como “Pirata Bilbao”, Edgardo siempre ha navegado contra la corriente hasta convertir su escuela en un legado.

La única escuela vigente

En Valdivia hubo un tiempo en que el básquetbol femenino se repartía en distintas canchas y proyectos. René Parra lideró en Club Deportes Las Ánimas un trabajo que con los años se apagó mientras la rama masculina ganaba protagonismo. En la Escuela México, el entrenador Pedro Rosas reunía a niñas con el sueño de competir, pero ese esfuerzo también quedó en el pasado. Hoy la escena ha cambiado, el Club Deportivo Valdivia creó en 2019 su primera rama femenina y el elenco animeño revivió su equipo de mujeres, la única escuela que ha resistido el paso del tiempo y manteniendo viva su historia es la que lleva los colores de la Universidad Austral de Chile.

La familia Bilbao evoca con nostalgia los diarios locales donde se destaca su escuela.

“Siempre pensé que la escuela tenía que ser grande, que permaneciera en el tiempo y por eso luché”, recuerda el DT que para él todo tenía que salir al pie de la letra. A raíz de la escuela y con la misión de potenciar el básquetbol femenino formativo, se empezaron a organizar múltiples torneos invitando equipos de otras ciudades para expandir la integración y el desarrollo de las capacidades de cada una de sus alumnas.

Además, gracias al respaldo de la Universidad Austral de Chile, el profesor Bilbao consiguió que en los últimos años, varias jugadoras de su escuela accedieran a la universidad mediante becas deportivas. Esto, tras ser incorporado como club al programa de Vinculación con el Medio que brinda la universidad.

Edgardo entendió que levantar un proyecto deportivo exigía más que buenos entrenamientos, también requería inversión propia. Al inicio financió con su propio dinero el club, mientras la escuela ofrecía inscripciones gratuitas con una cuota mensual de apenas 2000 pesos. Con el tiempo, el apoyo de apoderados, jugadoras y amigos interesados en ver el progreso, fueron clave para sostener el proyecto y evitar que desapareciera.

Por otro lado, una de las jugadoras con más historia y longevidad dentro de la escuela es Gabriela Salas, quien partió gracias a que su hermana Soledad la llevó a probarse en el club.  

Los entrenamientos con ‘Pirata’ eran muy buenos, además era como un padre de todas siempre preocupado
— Gabriela Salas. ex jugadora de la escuela

Salas actualmente gracias a lo aprendido e inculcado por la escuela de Edgardo, se mantiene a sus 60 años jugando por el Club Ladies Valdivia, fundado por la misma jugadora.

 

Escuela con sello familiar

Andrea Bilbao Lillo continuó el legado de su padre. La profesora de Educación Física, quien forma parte del Centro de Deportes de la Universidad Austral y que también fue directora técnica de la selección chilena, creció en las canchas bajo las instrucciones de Edgardo, primero como una joven apasionada por el deporte para luego asumir mayores responsabilidades dentro de la escuela.

Tras estar en México y jugar básquetbol universitario en Puebla gracias al intercambio que le otorgó la carrera de Turismo en la UACh, Andrea al volver empezó como asistente y ayudante de la escuela de básquetbol creada por su padre. Colaboró en los primeros años como preparadora física con los equipos mini de la Universidad Austral que competían en la Liga de Básquetbol de Menores (LIBAM), posteriormente al titularse de Pedagogía en Educación Física en la Universidad San Sebastián pasó a ser entrenadora de las series menores de la escuela. Su trayectoria marca un avance de las mujeres en liderazgo deportivo en espacios que por años estuvieron reservados a los hombres.

El vínculo familiar permitió afianzar aún más la organización de la escuela. Bajo la conducción de Andrea, muchas jugadoras se transformaron en la base de la selección de los Lagos (antes de la creación de la Región de Los Ríos) en los Juegos Binacionales de la Araucanía. Este torneo, que reúne a jóvenes de Chile y Argentina fomenta el deporte y potencia a las mismas niñas para integrar plantillas en las selecciones universitarias y en la Liga Nacional Femenina.

Gabriela Salas afirma que además la familia Bilbao siempre ha priorizado dar las comodidades y necesidades a las jugadoras pese a cualquier adversidad:

Jugando por la UACh nunca nos faltó nada, como nuestro uniforme y locomoción. Siempre se preocuparon por eso hasta en la adulta (categoría)
— Gabriela Salas

Debido al trabajo y dedicación de la familia Bilbao, la escuela de básquetbol femenina de la UACh conquistó en dos oportunidades los Juegos de la Araucanía. En 2013 alcanzó su mayor logro al consagrarse campeona tanto del Nacional Federado U15 organizado por la Federación de Básquetbol en Chile, como de la Liga Nacional en la misma categoría.

La misión por parte de la escuela desde el comienzo sigue siendo ser grande y colaborar al deporte nacional y a las miles de familias que han pasado por los colores del equipo. Más allá de las medallas y los campeonatos, la escuela dejó algo más valioso: generaciones de mujeres que aprendieron a jugar creciendo a través del deporte bajo el aro.